Othayo
Se prendieron velas como estrellas en el firmamento, se clamó por paz y los Ángeles en la tierra cumplieron su misión, el alma regocijada de cientos de pastores cantó al son de la magia de una navidad feliz.
Cientos de sonrisas nos recibieron inquietantes, millones de latidos en sus corazones contribuían a la espera de una tarde sin igual.
En nuestro ser una mirada grata nos reconforta, nuestras manos temblaban buscando dentro de cada bulto el poder de una ilusión. Ropa, caramelos, zapatos y entusiasmo fueron los regalos prometidos.
La paz, la alegría, el carisma y la ilusión de días venideros se complementaba con la solidaridad y el abrazo, con el calor de una mano amiga.
Así, cada uno entregamos mucho más… Y regresamos con el viento cálido de una promesa cumplida.
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