SAN BORJA PARA DAR...


Evelyn Moreano Ayala


Viéndose a lo lejos un paisaje potencialmente enriquecedor, tres aventureros que son dos cerros verdes…..los verdes entre ellos, y yo como ellos me pintaron “novata”.

“Ese es el chuchito que hay que coronar, el San Borja” se escucha un déjanos subirte, que con sus brazos entre musgos, bosques, ecosistemas, flora, fauna y más por darnos, una aventura sin final en los corazones de cada uno de los que nos abraza, ese caminito de piedra que avanza y avanza sin cesar que brotan de él… aire, agua, tierra y fuego. Avanzando en la novatada encontré caminos que la fuerza divina me pudo regalar, el sentir los latidos del mundo en mi interior que se alimentó en ese día sin igual con mortiño que la Pacha Mama nos regaló, sin truenos ni lluvia que mezquinaran los mortiños al andar. “No te comas este mortiño que no es pero se parece” dijo Adrián. Mientras Micky tomaba fotos parando y al mismo tiempo sin parar.

Pisé caminos de bosque húmedo como estar en cuentos de hadas, ahí donde toman un matiz los colores para volverse realidad, el tacto de la niebla nos cobijó alrededor entre nomos y cánticos, nuestros pies con movimiento para darnos emoción, otro sentir se aproximó en donde nacían en su interior orquídeas de colores, orquídeas y orquídeas descubiertas cada vez más.

Nuevamente el brillo de las hadas encontramos al andar entre celestes, verdes, amarillos, cafés y una escala de colores para descifrar ese mundo fantástico. Y luego piedras y tierra por pisar con bastones por anclar y huellas que seguir paso a paso para descubrir su resplandor cada vez más cerca de mí, a lo lejos el cielo infinito con un horizonte que no empieza y no termina, de ahí no me quise salir jamás en ese mundo sin fin.

Quince minutos por seguir a paso lento nos deja entrar en su latir. Descenso para ver la laguna San Borja, en la obscuridad luciérnagas se ven suaves como un pequeño amanecer. Y ahí estuvo al fin la paja que nos cobijó el anochecer. El pajonal que nos arrulló hasta el amanecer, estrellas fugaces se vieron y más aun las estrellas que alumbran mi ser, las osa mayor estaba ahí luciéndose como un pequeño crepúsculo en el universo y las nubes a su alrededor se expresaban en sus formas como conos de helados por comer.

Y así para cruzar el lado más obscuro de la noche para abrir el amanecer, los tres acurrucados entre el frío y el calor. En la mañana para un zambullido tener en la laguna que enmantela el panorama, sin más ni fin el rumbo para regresar a nuestro punto de partida pero esta vez al revés.
















4 comentarios:

daniel sam dijo...

bien la foto da la pata Miky

Johnny Mena Lopez dijo...

Bien viejita... ya eres verde ahora si.... si o no que el San borja esta a lo BIEN. un abrazo se los quiere

Anónimo dijo...

esta publicacion la vi por pura coincidencia ... quiero regresar alla...

Anónimo dijo...

por cierto soy julian jaja